¡Oh, derecho al trabajo! Que bello derecho entre todos los que existen. Ese derecho que se pisotea diariamente desde tiempos inmemorables, como todos los demás que recoge nuestra amada constitución. Derecho utilizado en días de huelga y olvidado en el resto.
Veo, en días de huelga, como sale de tu boca una vez más: "Es que tenemos derecho a trabajar". Y para más inri tengo que oírlo de personas que llevan años en paro, en cuyo caso la frase sale cual vomito rosa producido por un gato que lleva años comiendo solo salmón, como diría Scott Westerfeld en "Traición".
Entiendo al pequeño empresario que está al pique del abismo y un día de cierre puede suponerle la ruina. A esto nos ha llevado el sistema capitalista, no importa si estas a favor de la huelga pues la necesidad es mayor. También entiendo a aquellos que aun teniendo una buena situación económica no hacen huelga, pues ellos no tienen corazón y no podemos pedirles más pues son insolidarios y egoístas.
Pero ¿que pasa con el derecho a la huelga? ¿Acaso somos libres de hacerla? La respuesta es ¡NO! Nadie habla de los trabajadores amenazados, que llamaron a los sindicatos y a los propios piquetes para que fueran a sus empresas a cerrarlas porque el empresario les amenazo con despedirlos si secundaban la huelga.
Hemos pasado de la humillación por ser esquirol, al esquirol orgulloso de serlo. Y lo peor de todo esto es que se ha puesto de moda machacar a los sindicatos y ponerse del lado del amo, como el perro que protege al que le pone un cuenco con agua y otro de pienso.
Por todo esto yo defiendo mi derecho a la huelga, porque el derecho a estar explotado lo tenemos todo el año. Y como diría mi amigo Rafa "en mi hambre mando yo".
No hay comentarios:
Publicar un comentario